Debate significa debatir, discutir, hacer propuestas, aportar datos propios y rebatir, si se puede, los de los demás. En el debate a tres del pasado lunes, si debemos llamarlo así, solo hubo dos peleándose, Susana y Bonilla, y uno en medio, Maíllo, que parecía la carabina, el niño de antaño a quien su madre mandaba al cine con su hermana mayor para que se sentara entre ella y el novio y evitara manoseos impuros mientras Bruce Lee saltaba de tejado en tejado. Aquí no hubo tocamientos, de cara, de puro milagro, porque la cigarrera socialista miró varias veces a Bonilla y temí que sacara la faca de la liga. Uno de los muchos inconvenientes que tiene Susana es que le falta temple, y como el candidato popular lo sabía, supo sacarla de sus casillas citándola continuamente. Menos mal que colocaron a Maíllo en medio, que si no, estaríamos hablando hoy de algo mucho más siniestro. Dos debates a tres y seguimos sin tener ni idea de qué nos espera a los andaluces a partir del próximo domingo. A parte de lo que ya tenemos encima, que no es moco de pavo. Echa vino, montañés, que lo paga Luis de Vargas.
Escribir comentario